November 22, 2006

El amor Platónico

“Los que más han amado al hombre
le han hecho siempre el máximo daño.
Han exigido de él lo imposible,
como todos los amantes”
Friedrich Nietzsche


El tema tratado desde los griegos hasta el día de hoy ha dado pauta para ramificar conceptos y seguir bordeando la vivencia inapalabrable y sin embargo llamada: amor.

Me parece que el concepto que hemos heredado y adoptado es el fundado por el movimiento barroco: fuga de sensualidad, pasión, sentimiento desenfrenado; entonces la idea se cubre de colores que ahora llamamos pasionales y e rodea de ornamentos tiernos y a la vez exagerados para comunicar la analogía de “un pedacito de cielo”.

Por ello, al regresar a Platón se rompe la imagen rosa. Hoy un desencanto de la tendencia al rococó, para Platón el amor es una búsqueda de aquello que carecemos y anhelamos tener siempre (amar aquello que aún no está a disposición de uno es que uno tenga también en el futuro la conservación y mantenimiento de estas cualidades). Mitológicamente lo lleva al nacimiento de Eros en donde Penia, mendigando, se acuesta con Poros (su recurso). Ello explica la falta en el amor. Eros no es un dios, no es pleno; lo que Lacan explicaría diciendo que el amor siempre buscará un supuesto en el amado.

¿Qué es lo que se busca? Esta es la parte de la que no se puede hablar, por impotencia cognoscible y no por impotencia moral. En el otro se deposita nuestro Ideal, nuestro recurso faltante sin que el amado sepa cuál es, es más, sin que nosotros podamos saber cuál es. Por ello no hay simetría en el amor, porque la relación va del amante a su Ideal, ala Otro, mientras que el amado sirve como pretexto físico en quien encarnar esta expectativa.

Claro ejemplo de esta imposición y alabanza está en el joven Werther quien enaltece aparentemente a Carlota aunque ella no le corresponda “No hay palabras que puedan reproducir la ternura que rebosaba todo su ser y su expresión; cuanto yo te dijera sería pálido”[1]. Para Werther ese es su Ideal, y cada quien podrá encontrar ese recurso y “amor al otro” hasta que deje de existir esa falta en el amante; ¿hasta cuándo?

El amante no sabe cuál es su falta, mucho menos sabe cuál es la falta del otro, por ello alguien no puede convertirse artificialmente en Erógenos, ni el mismísimo Zeus pudo transformarse en recurso de Dafne “A mí me obedecen el país de Delfos, Claros, Tendeos y la regia Petara; yo tengo por padre a Júpiter, yo soy quien revela el porvenir, el pasado y el presente; por mí los cantos se ajustan al son de las cuerdas... ¡Ay de mí! Que el amor no puede curarse con ninguna hierba y no aprovechan a su dueño las artes que son útiles para todos”[2] Dafne tenía el recurso en ese momento que era la virginidad, Carlota tenía el recurso llamado Alberto y mientras sigan habiendo carencias y recursos en los seres humanos, seguirá existiendo lo que por conclusión se llama amor.

[1] Goethe "Las penas del joven Werther" Alianza Editorial Madrid: 1991 (30)
[2] Ovidio “Las metamorfosis” Porrúa. México: 1983 (12)

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