December 23, 2006

El manco



Ayer le pedí a mi papá que me comprara un canario. Él dijo: no. ¡Cuánto deseaba tener un canario! Entonces salí a buscar un pájaro en la ciudad. Caminé tres cuadras y encontré a uno pidiendo limosna. Fue muy emocionante que el animal buscara refugio y yo se lo pudiera –y quería- dárselo. Lo llevé a mi casa y lo intenté meter en la jaula, pero era muy grande y no entraba. Eso no me importó mucho, lo que me preocupaba era que se escapara así que le corté sus alas que eran muy largas. El canario gritó y mi papá corrió para ver qué pasaba. Él se enojó mucho porque me había dicho muchas veces que no quería que metiera limosneros en la casa; traté de explicarle, pero él no entendió que era un canario.

Por discutir con mi progenitor el pájaro huyó, salió corriendo. No se me ocurrió cortarle las patas. No es justo. Aunque pude conseguir mi canario, se escapó y ya no tengo mascota. Sólo quedaron sus alas cortadas, las puse en la jaula como recuerdo hasta que vuelva a tener otro igual.

3 comments:

X said...

Me identifico con el canario. No porque pida limosna [no lo hago] sino porque me gusta imaginar que alguien desea tenerme y sale en mi búsqueda.... [aunque pensar que quiere meterme a una jaula y cortarme las alas... ahí ya no me agrada tanto].

Buen blog.
Gracias por el consejo.

Tormentas said...

es como entre khalil gibrán y una película de terror japonés

:)

V i l l a v i c e n c i o said...

Besos Carissa, gracias por tu comentario y ojalé nos visites todo lo que quieras. Linda casa la anterior.