March 04, 2007

La Otra

Permaneces estático por un momento, no hay clarividencia. No sabes qué tanto te has mantenido en ese estado, no percibes el paso del tiempo, desconoces este inicio, ignoras si terminará.

Viajas, tratas de pensar y sólo la puedes percibir. Progresivamente se engrandece el gozo que te causa imaginarla, aumentan los accidentes de esta idea. Descubres su estructura, cualquier contacto con ella te hace temblar. La sientes, la tocas y luego captas su aroma, el olor fresco que se desprende de su ella. Te estremeces cuando la ves fijamente a los ojos, entras en un mar infinito, en aquél mundo antigravitacional en el que se desprenden tus brazos, tus piernas, pierdes tu cuerpo casi por completo, lo sostiene aquél hilo invisible atado a tu alma. Flotas en el espacio, fluyes en el ambiente místico. Pierdes fuerzas, pero la voluntad de acercarte a ella crece y la abrazas, la sostienes, deseas poseerla para siempre. Entras en un estado nirvánico, deseo satisfecho. Completud de tu ser indescriptible, imperceptible ¿cuánto tiempo ha pasado? ¿en dónde estás?
Rompimiento, algo fragmenta el absoluto; parpadeas y te das cuenta que estás en carencia, que deseas regresar ¿a dónde? Despiertas y recuperas fuerzas, caminas, te detienes porque ella está ahí. La observas tranquilamente, te detienes físicamente, mentalmente obtienes una representación; nunca la misma.

3 comments:

Mariano Cruz said...

Excelente Carissita, me gustó mucho. Un beso

Anonymous said...

Hola Carissa:

Intenso.

Es un texto, en el que en algún fragmento, se siente uno retratado.

Vigoroso.

X said...

Nunca es la misma. Y nosotros nunca somos los mismos.